“Los zancos en América se conocen
mucho antes del primer contacto con Europa.
Así lo atestiguan algunas
decoraciones de zanqueros en templos Mayas. Se suponía que traían buena suerte.
En el capítulo XIII del Popol Vuh
se cuenta como Hunahpú e Ixbalanqué se presentan con la apariencia de dos
pordioseros ante los sangrientos señores de Xibalbá y logran engañarlos tras
realizar varios prodigios: bailaron los bailes de la lechuza, de la comadreja,
del armadillo, del ciempiés y el Chitic, baile del que anda en zancos”.
Durante el Encuentro se vivió una
fiesta de patas de palo en la que 120 zanqueros, jóvenes acróbatas, dominadores
del aire, el cielo y las alturas caminaron por las comunas, calles y empinados
cerros de la ciudad como animadores de un milenario juego público, colorido,
alegre y estético recordando “El Chitic” la danza Maya en zancos y los
malabaristas de la comedia del arte, caminantes de las sombras que se
asemejaban a árboles.
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